viernes, 23 de octubre de 2009

La nada

Veo mil credos esparciéndose por el mundo.
Un mar de dogmas sin conclusión,
sin explicación, sin razón de ser.
Sueños de amor que comienzan con fuego
y terminan burdamente en tequila y limón.
Esperanzas de martes por la tarde que acojen
grotescos matices de desencanto (de esos que tanto te irritaban)
que se pierden entre el vaivén de mediocridad.
El vacío, la ausencia de sentir,
una vez más corroe mi reputación ante mí.
Y al compás de las emociones que quedan cae tu último cigarrillo.
El último que encenderás hoy,
antes de darte vuelta y caminar a través de la puerta grande,
dejándome con la soledad que tanto crees que desprecio.
No necesitamos ser mártires de nuestro destino,
porque nos hemos convertido en marionetas del deseo.
Todo lo demás es una ficción que manipulaste sin escrúpulos
(y que por poco lograste que creyera)
para omitir nustras discapacidades, nuestros bajos instintos
y nuestras irrevocables ansias de echarlo todo a perder.
Y otra vez flotamos a la deriva entre la realidad y el temblor de las añoranzas partidas.
Otra vez la falta de escencia circunda mi vida y no me incomoda.
No quedan papeles para describir cómo me completa la ausencia de un todo.
Y como la nada es el soporte para las ilusiones desmoronadas que nunca entretejí.
No vale la pena hacerlo.
Las ilusiones traen miedos, traen mounstros y aves de rapiña.
Y basta para mí de pesares negruzcos,
de condenas mal sentenciadas ,
castigos inútiles para los que creyeron tu ficción.
Tu cuento viejo de corazones embelesados,
y hadas mágicas cuyas alas arrancaría de buen gusto.
Para mi no más cantos de sueños adyacentes a la esperanza.Ni credos pestilentes.
No más.

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