martes, 27 de julio de 2010

Last base.


A contratiempo del reloj cruento, que olvida tardanzas y sacude chispas dormidas de un segundo a otro, derribo la muralla de miedos, y me cubro en el anhelo perenne de su oclusión.
Tiembla conciencia, pero hoy arrastra sus dedos suaves tras bambalinas.
Reverencia al nuevo secreto, tan puro y blanco. Pañuelo de seda.
-No te asustés mucho, corazón, -más bien gritá por ésto hasta quedar sin voz- que llevás el soplo incoherente de mis tiempos descronometrados.

No le puse fichas, pero hoy estalla la seguridad de los "quiero".
No te iba a invitar a bailar, pero sentí la necesidad de tomarte por la cintura.
No iba a pronunciar las palabras,
pero tomaron control de mis labios y quisieron acariciar tu oído.

Me emborracho de idiotez divina, para jugarme por la locura de atarme un poco más.

Fluorescente.
Tiemblo, río, grito.

Maquino.
Vuelvo, escapo, respiro.

Fui firme,
flaquié.
Dudé, tomé el control, caí.

Esperé,
lloré,
sonreí,
jadeé
jugué.

Caminé,
corrí,
retrocedí,
salté.


Se mostró por fin
inesperadamente,
burdo,
inpensado.


Sin muchos rodeos o frenos.

Di el último paso, llegué a la cima.
Acá te espero.

No hay comentarios: