miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sobre cómo el que te pidan un bis eterno se puede volver un perno XL.

No hay muchas opciones que recorrer, parece que todo suele repetirse.
Estaba quemando tiempo entre uno y otro texto y me di cuenta de que es lo mismo. No somos grandes pensadores, no somos ingeniosos y todos alguna vez repetimos las palabras que nos nacen. No es que no nos nazcan sinceramente. No. Es que nos terminan naciendo siempre las mismas.
Barajo dos opciones que pueden explicar el fenómeno. No, no, no. Son tres, no dos.
La primera es la oligofrenia generalizada que nos comimos en nuestra adolescencia conjunta.
La segunda son las influencias que recibimos.
La tercera es que, básicamente, repetimos una y otra vez las historias que articulamos para ir atravesando secuencialmente durante algún momento de la vida.

La primera es muy posible. Nos encantó llenarnos de humo el cerebro, pasarnos la mano por la cara y reirnos con un tono de esos que tienen los chicos con el síndrome que no viene al caso, con los pensamientos mucho más alto de lo que nuestros cuerpos podían ir.
La segunda es muy posible también. La onda expansiva de tastes es inevitable.
La tercera es el problema.
La tercera prácticamente me está pegando un cartel rojo de PELIGRO en la frente desde que empecé a leer.
Si los leo, me doy cuenta de que los entiendo, se perfectamente a qué se refieren, por más de que jueguen con los códigos pelotudos esos. Yo también los usé querido, no me sirvieron para nada. Pero el punto es otro. El punto es entender como van rayoneando una historia, que al principio le da más miedo que ganas, después le sobra, después encuentran primavera en todo lo que se les puede cruzar por la cara de púberes esa que tienene, después la melancolizan, después se vuelven mártires de la crueldad de la vida. Un duelo, y la historia empieza de nuevo.
No me estoy limpiando las manos, ojo, yo debo haber sido insoportable con esto también. Pero me da una sensación rara, algo que no me deja mirar con crítica reflexiva,me provoca una incomodidad más o menos como si me estuviesen metiendo un palo en el orto.
La repetitividad secuencial de los hechos, eso es. Me está rompiendo bastante las pelotas el pensamiento.
Supongo que es simplemente porque la gente se cansa, y, bueno, yo estoy más que cansada.

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