domingo, 7 de marzo de 2010

Viernes 24 de octubre

Caminamos con un amigo hacia donde está el grupo.
Tal vez estoy un poco nerviosa, porque lo que posiblemente pase no es algo que me haya pasado muy a menudo. Al menos nunca he sido yo la que ha tenido que tomar el control, pero como sea la situación no deja de ser divertidísima.
Llevaba creo que más de una semana ocupandome del tema. No puedo evitar sonreir cuando me acuerdo de las veces que hablamos en el colegio, yo intentando eso que jamás había tenido la necesidad de hacer y que me provocaba reirme por dentro.
Bueno, así que ahí estábamos, llegando a la plaza y mis expectativas desmoronándose un poco por el excesivo tamaño del grupo. No importaba, porque con...llamémoslo T...ya habíamos arreglado y valió la pena el rato con los demás.
Llegamos. La miraste y me miró. Nos sonreímos con un poco de indulgencia y me senté más bien lejos, pero siempre mirándonos, haciéndonos las boludas, porque sabíamos que ALGO tenía que pasar ese día.
Pasó la tarde. Caminamos. Éramos parte del grupo pero yo no podía sacar TODA mi atención de encima suyo. Me generaba curiosidad, me generaba atracción y era una ventana abierta a un montón de experiencias nuevas que me tentaban, vos me tentabas. Siempre me tentaste.
Se levantó un zonda de la gran puta y se anularon todos los planes. Ya no había media tarde en lo de T, ya no había adonde ir. Ya no tenía en donde acorralarla, la puta madre.
Terminamos en lo de...L y respiré. Alivio, expectación.
Entramos a la casa. El grupo se diseminó y ahí, justo ahí ella supo que hacer.
Caminó a una pieza, la muy turra. Yo me divertía por dentro.
Haciéndome la chota la seguí, entré. Los demás pasaron a formar parte del mundo desconocido y poco interesante que estaba afuera de esas paredes.
Ahí empezó todo.
Mi cabeza estaba repleta de las locuras que me prometía la chica que me esperaba adentro, a la cual había provocado con un " a que la rubia no se la banca", y sinceramente nunca me hubiera esperado el mundo que le seguía a esa tarde.
La encontré mirando un órgano, como interesada y me encantó. Creo que fue esa la primera vez que supe que me había encantado. (La segunda fue cuando te ví con el buzo GAP, no se por qué.)
¿Cómo mierda había que hacer para avanzarce a una chica?
Nos sentamos en la cama, ella tan sexy, yo tan predispuesta a probar. Charlamos, mientras que hacía los movimientos exactos para provocarme y yo tal vez me hundía en nervios, por lo que estabamos a punto de hacer.
Su cuerpo entero me llamaba, lo sentía como un imán muy potente gritándome desde los abismos de la irracionalidad. Y la irracionalidad misma gritaba nuestros nombres y nos ivitaba a caernos y no nos podíamos resistir. Porque ambas estabamos nerviosas, porque ambas queríamos que pasara YA.
Y hablábamos banalidades y la verdad que no nos interesaba en lo más mínimo al conversación. Pero había que tenerla, hasta que asumiéramos que realmente todo el chistecito de hablar no nos importaba y que sólo queríamos tirarnos a probar el veneno de lo que todos pintan de incorrecto, bizarro, promiscuo, inmoral, raro, peligroso. Era exacramente eso lo que queríamos ser.
Y sonó mi celular. Me tenía que ir. Y me paré dí unos pasos, y en algún lugar de mí mi tentación me reprochaba la demora y me ataba los pies al suelo, no me queria dejar partir sin reclamar lo que le pertenecía.
Entonces giré y la ví sentada, mirándome con ojos que también me reprochaban. Mis ansias de perversión se hacían una fiesta que me impulsaba a sonreir y tener que evitar que se me escapara una cacajada.
Ok, no podía evitarlo más, tenía que hacerle caso a mis instintos y dejarme llevar por el remolino de hormonas que tantas veces ya me había hecho cometer errores, pero que ahora era tan fuerte, tan estremecedor que no podía no hacerle caso.
Te tendí la mano y te ayudé a incorporarte.
Me acuerdo de que te sonreí antes de hacerlo y me devolviste una sonrisa de las que tantas veces vi después, de esas que abren el caudal de descontrol en mi, de esas que me invitan a perder las riendas, de las que me hacen cruzar el umbral hacia la inconciencia. Y no hace falta que te hagas la ofendida por eso, realmente ADORO esas sonrisas.

Ahí estaba ella, ahí estaba yo.
Ahí estabamos nosotras.
Su cuerpo, nefasto veneno que hasta hoy me puede perturbar si se ajusta al mío, pegándose en la pieza de un amigo.
Con todos afuera y nosotras perdíendonos en un pequeño mundo que nos ofrecia el nuevo sabor de lo equivocado. Con mi deseo gritando alocadamente, con tu cintura estrujándose contra mí, con nuestros labios haciendo sonrisas de complicidad mientras se encontraban acaudaladamente y yo empezando a recorrerte y eso generándome algo que nunca antes me había generado.
Su cuerpo siseando y su respiración entrecortándose. Y ella perdiéndose. Y yo perdiéndome.
Me acuerdo de eso y `DAMN GIRL, you´s sexy bitch`. Me aparece un deseo abrupto de tenerla acá ahora mismo, aparecen momentos en los que no me podía negar a entregarme a su incordio. En mi cabeza se dibuja un biombo, se dibuja el parque, se dibuja mi casa y la suya, el baño del colegio, el centro, un par de rubias, algún curso, el segundo en el que su respiración frenaba y muy despacio, muy escondido soltaba el suspiro.
Entonces, chancho, entiendo por qué me confundí, pero no me arrepiento de haberme creido que me fui por las ramas. ¿Cómo hace uno para no confundirse si se ha mezclado ya tantas veces con su pelo y con su cuello? Deberías entender que inundó mi mente tanta tentación, porque para ambas eramos una viva imagen de diversión constante y me fui por el caminó que siempre evité. Es bueno haber recuperado mi senda, anyway.

"She´s the kind of girl you want so much that makes you sorry, still you dont regret a single day"


Esa sonrisa que nos llevó a esto, fue la misma que me despertó la necesidad de volver a probarla como antes hace casi una semana, cuando se esforzó descaradamente por tentarme, usando su mejor cara de "un poquito más".
Que zorra.
Y ahora calla.
Ahora no le calienta y me ignora.

Cómo si yo no la hubiera demenciado casi tanto cómo ella me demenció a mí.
Ahora que algo en mí quiere más que nunca nuestra mierda física, que la extraña más que nunca, ella gira su cabeza y no contesta.
No puedo creer que haya alguien que me tiente tanto a demenciarme como ella lo hace.
Pero así es ella, ¿no?. La única que me puede.
Y yo que pensaba que la zorra acá era yo. Yo que me jactaba de eso.

-"La de la foto sos vos?"
-"Si"
-"Chau, me hice torta."

Si ahora no le interesa más, si no me deja darle un poco de parque, si no quiere demenciarse más en mi olor, ni burlarse conmigo de lo incorrecto, ¿qué tengo que hacer con esta rubia, si todavía quiero probarla"un poquito más"?

No hay comentarios: