lunes, 29 de marzo de 2010

Almuerzo.

Más allá tu figura se chocaba abruptamente contra la suya.
Clavo la mirada en el pasto mientras el estómago se me revuelve e intento esconder mi expresión entre mis rodillas.
Algún idiota preguntó donde estaba él y ahí empezaron los comentarios.

Vuelvo a la realidad porque escucho de sus bocas tu nombre;


se reían de vos, ¿ entendés?.
Se reían de vos y usaban apodos para nombrarte.
Siseos increíbles que nunca había entendido hasta ahora, palabras que me sumergían más en la acaudalada actividad de mi estómago.
Yo ahí, con un grito colgando de los labios pero sin nada que me motivara a pronunciarlo.
Me callo, me pasan un cigarrillo y dejo que fuera de mi mente todos sigan carcajeando.

De vos, motivo absoluto de las tendencias arrebatadas que siguen durmiendo en algún rincón de mí, de vos es de quien se están riendo.
Y con tanto cinismo que me marea.
¿Qué puedo decirles?
¿Debería haberlos mandado a la mierda en tu honor?
Mejor callarme, vos sos quien lo ha preferido así.