lunes, 3 de mayo de 2010

23:21

Que yo te hubiese invitado a perseguir mariposas,
y no hubiese sido la que guardaba las manos en los bolsillos esa noche, mientras vos te destemplabas de frío.
Te hubiera regalado una flor de papel,
llena de deseos silenciosos;

te hubiera dicho en secreto y con verguenza que en realidad

no

hay
vacío alguno
en lo opaco
de tus ojos
Te hubiera enseñado a ignorar las trabas de tu mente.
.

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