sábado, 19 de diciembre de 2009

Penoso joven facilismo

Porque, ya lo has visto, somos víctimas de la casualidad, aunque tal vez en tus ensueños te hayas visto seducido por la dulce comodidad del destino.
¿Destino? Hombre, eres patético. Esa es la cortina en la que te has escondido toda tu vida, deseando que sea alguien más quien lleva la carroza donde están tus actos errados.
No me arrastres hacia tal pérdida de tiempo y de razón.
No me interesan tales muestras de sumisión.
No, no grites, ya no eres mi amor.
Desesperados tus intentos de echarlo todo a perder, confiando en que alguien superior lo arreglaría a último momento.
¿Superior a tí? ¿Superior a mí?
No he visto eso en mi vida, querido.
No he visto exactitud vivente más suprema que la de nuestros cuerpos, la de nuestras mentes, ejemplos autónomos de máquinas de perfección.
No voy a creer en algo de lo que me hablas como si fuera un niño escuchando su última fantasía antes de dejarse envolver por los argumentos del sueño.
Crece ya, que es por algo que me he enamorado de ti.
Acepta que si todo se ha echado a perder es por nuestros actos y sólo ellos son capaces de solucionarlo.
No voy a caer en tu costumbrismo, hombre facilista.
Será más cómodo el dosel de tus ilusiones, pero aquí donde estamos los que vivimos la realidad no hay pretensiones de satén, porque hasta los géneros más finos se rajan con las uñas de la fría verdad.
¿Donde estarás tú, joven desganado, cuando nosotros hayamos aprendido a salir aireosos de la batalla?
Quédate en tu trono de míticas excusas, nosotros,los despiertos, iremos a pelear.

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