jueves, 5 de agosto de 2010

Wonderland

Me guardo frialdades.
Me guardo cubos ácidos de hielo.
Me guardo enojos, golpes, mejillas encendidas de bronca.
Me guardo lágrimas que una vez derramé.
Me guardo miradas perdidas al cielo.
Me guardo impaciencias, berrinches, tiempo perdido.

Me guardo palabras calladas.
Me guardo las censuras que me impuse.
Me guardo las ganas de decírtelo cada vez que sonreís.
(inclinando un poco la cabeza y agrandando los ojos,
-maldita luz dulce que me encandila-).

Me guardo el orgullo, lo meto en una cajita de fósforos y lo escondo en un cajón.
Me guardo las ganas de correr.
Me guardo el perfume que te gusta a vos.
Me guardo el perfume que me gusta a mi
¿...es el que usás o es sólo tu piel?
Me guardo el miedo a que notes que tan enorme es esto.
Me guardo mis prisas, mis ansias y mis exasperaciones.

Me guardo tus comparaciones, tus risitas expertas.
Me guardo tus miradas provocadoras.
Me guardo tus miradas frías.
Me guardo la bipolaridad que intento achatar.
Me guardo comentarios tristes que le soplo al viento.
Me guardo la libertad que me tiene acorralada.
Me guardo tus frases frescas, tus manos rápidas, tu titubeo.

Me guardo tu pelo desarreglado.
Me guardo tus gritos y tus silencios.

Me guardo mi egoismo,
me naufragan emociones.
Me guardo mis ganas de más y más.

En mi cuerpo,
en un pensamiento,
de donde nunca los pueda sacar.

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